Leí una vez que, cuando no podemos
expresar nuestros sentimientos porque las palabras se agolpan en la
garganta, cuando no nos va a escuchar quien tiene que hacerlo o cuando,
simplemente, es mejor quedarse en silencio, lo mejor es escribirlo. Y
funciona. Me funcionó en su momento. Hoy, me he visto reflejado en las
pupilas de un desconocido y me he reconocido, tiempo atrás, en una
situación similar. Por ello, he escrito estas letras. Para todas
aquellas personas que necesitan decirse algo a sí mismas y a alguien en
especial.
No se trata de rencor, no se trata de
querer y no poder. Que no queremos cambiar nada y de nada serviría poder
hacerlo. Simplemente, se trata de leer estas palabras, y sobre todo,
que alguien las lea. Porque en algún momento de tu vida alguien te dejó
marchar, y aunque haya llovido bastante desde entonces y sus huellas se
hayan borrado por completo, de vez en cuando, recuerdas que un día
alguien te dejó marchar. Y hoy, simplemente, quieres darle las gracias
porque sin él, o sin ella, y esos días grises, hoy todo sería diferente.
Por lo que, a quien nos dejó marchar le doy las gracias por habernos
construido.
Hubo días malos. No vamos a fingir que no
ha sido así. Hubo días muy malos. No sé si los hubo para ti, me imagino
que sí. Cuando algo se acaba, aunque una de las partes esté totalmente
convencida, siempre duele. No porque tengamos alguna duda, ni porque no
lo deseemos, sino porque en algún momento, cuando todo comenzó, pensamos
que el final no llegaría nunca. Y sin embargo, llegó, porque todo
acaba, de una manera u otra.
Pero también hubo días buenos. En los que
comparas, y te das cuenta de que tal vez es mejor así. Y que,
probablemente, hubiera sido mejor así desde hace más tiempo del que
queríamos creer. Que nos aferramos tanto a algo, simplemente por rutina o
por comodidad, que olvidamos todo lo bueno que nos estamos perdiendo. Y
me resulta sorprendente, cómo una persona puede cambiar por su pareja,
moldearse hasta perder su esencia y volverse en blanco y negro, perder
todo el color.
No te deseo nada malo, de hecho, espero
que encuentres el amor y, que esta vez, no tenga punto final. Digamos
que este es momento “Someone like you” de Adele pero, bromas aparte, has
de saber que no hay aversión en mis palabras. Que, simplemente, las
cosas no siempre salen como queremos. Que esa frase de “no eres tú, soy
yo” tiene más sentido de lo que queremos creer. ¿Que qué pasó? La vida.
De nada sirve estar con alguien por pena o compromiso, simplemente es
alargar lo inevitable. Has de saber también que las cosas se pudieron
hacer mejor, pero que tampoco es fácil. Que los hechos se van
desencadenando un poco al azar y otro poco con la mala suerte.
No lo sé. No sé qué pudimos haber sido. Y
ahora, la verdad, no me importa. Me importó en su momento, y esa idea
rondó por mi cabeza hasta que mi imagen de ti se difuminó y se perdió
entre mis recuerdos. Porque, si algo tengo claro, es que siempre
permanecerás ahí, en alguna parte de mi memoria, como alguien especial.
Que si nos encontramos, no quiero que actuemos como desconocidos, porque
si algo duele realmente es fingir que algún día no fuiste importante
para mí.
Pero alguien ocupó tu lugar. No tiene por
qué ser una pareja. Tal vez fue una amiga, un amigo, tal vez un
familiar, un compañero, un hobby. Y, obviamente, alguien ocupó el mío. Y
así es como ha de ser, no quiero huecos vacíos en ningún corazón. Pero
también tengo que decir, a quien me dejó marchar, que es una decisión
con la que tendrás que cargar el resto de tus días. Que puedo
prometerte, que jamás encontrarás alguien como yo, al igual que estoy
seguro que nunca conoceré a nadie como tú. Porque todos somos únicos,
inigualables, especiales desde los pies a la cabeza. Que nadie te
volverá a mirar con los mismos ojos, ni te sonreirá de la misma manera.
Que nadie volverá a hacerte reír del mismo modo. Ni a hacerte llorar. Y
tal vez, en algún momento, cuando creas que me olvidaste, alguien pasará
a tu lado con mi perfume y durante unos segundos volverás tiempo atrás.
Y pensarás. Pensarás en mí.
¿Sabes
qué creo? Que un día cualquiera, una mañana cualquiera, después de un
tiempo, te despertarás con alguien a tu lado y te darás cuenta de que me
echas de menos.
Hay historias que nunca acaban pero, del
mismo modo, hay otras que nunca llegaron a empezar. Te deseo lo mejor a
ti, y a quien te dejó marchar, por hacernos libres.
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